29 marzo 2013

Black Mirror. Segunda temporada

Cómo estoy de vacaciones, me puedo permitir ciertos lujos, que para eso están los momentos de asueto, digo yo. Acabo de ver la segunda temporada de Black Mirror. No es difícil, sólo son tres episodios de unos 40 minutos de duración, y me los he merendado de una sentada. Ya sabéis que soy fan de la serie, lo comenté por estos lares alguna vez. Para los no iniciados, os la recomiendo, nos ofrece una visión alternativa y no precisamente positiva de cómo las nuevas tecnologías pueden afectar a una sociedad cada vez más dependiente de cacharritos, Internet, dospuntocerismo y Mass Media.

Viene bien pensar que todo este submundo en el que estamos metidos puede tener su lado pernicioso, sin caer en tecnofobias. Entiendo que de alguna manera se fuerzan los argumentos con posibles distopías que le dan al metraje un peso dramático adicional. En el fondo es una idea muy antigua, no es malo el avance tecnológico de la humanidad, lo que podría traer algún problema es el uso que el mundo haga de estos avances y como se enfoquen. No han inventado nada los señores de Channel 4, pero si que es novedoso lo actual de las tramas y cómo se usa todo el universo Internet con un enfoque muy sociológico. Ciertamente interesante.


En esta segunda temporada, intentaré no hacer spoilers, me ha gustado bastante el primer episodio, "Vuelvo enseguida" (Be Right Back), que para mí es una metáfora perfecta de la soledad y de como el ser humano busca desesperadamente huir de la misma, y para ello un simple mensaje de móvil puede servir para mantener un contacto imposible. Da mucho que pensar. Mucho. El segundo episodio, "Oso blanco" (White Bear), fue el que menos me gustó, aunque la idea de fondo es muy distópica, muy Orwelliana. Ha sido el tercer episodio, "El momento de Waldo" (The Waldo Moment), el que más me ha gustado. El descrédito de la política actual puede hacer que un simple dibujo animado sarcástico y borderline ponga en aprietos a todo el sistema tradicional. Además tiene un plus muy importante, la historia del señor que está detrás del dibujo de Waldo, con el que, claramente, me siento representado. En el fondo mucha gente tiene un Waldo que le da de comer pero con el que no está para nada de acuerdo, ni contento, ni satisfecho ...

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