11 abril 2009

La crisis crediticia. Ejemplo propio

El miércoles me llamaron de la entidad bancaria con la que probablemente me voy a casar los próximos 25 o 30 años para decirme que me habían aprobado el crédito que he pedido para pagar el adelanto de compra de lo que será nuestro hogar dulce hogar. Ni siquiera es la hipoteca, porque los pisos todavía no existen, es el adelanto, pero un pastón. Enhorabuena a ¿los premiados? ...


Imagen: A.Vannucchi (El Pais)

La interrogación es que, como no podía ser de otra manera, no es oro todo lo que reluce. He notado en mis propias carnes la crisis de crédito al vulgo vulgaris y las suspicacias del banco hasta que se han medio convencido de que pagaré. Me han pedido todos los papeles que se pueden pedir y alguno más. Nominas, Contrato, Vida laboral, Renta, Declaración de bienes, justificante de la Cooperativa (para que no pida más de lo necesario, no vaya a ser que pida 1.000 euros más para darme un capricho), domiciliación de la nómina (obligatorio), contratación de un seguro (será porque me han visto gordo, porque no lo entiendo) y cuando les he preguntado el interés, se han hecho los longuis y me han dicho la cuota mensual para que lo averigüe yo. Y lo he averiguado, que para eso di matemáticas financieras en la carrera. Y sí, me va a salir la financiación por un pico.

En cualquier caso, veamos la parte positiva. Si con la que está cayendo y que a los bancos en este momento les cuesta un huevo y parte del otro soltar viruta, he conseguido que me den la pasta, es que servidor es algo solvente. Toquemos madera para que pueda seguir siéndolo, que tal y como está el panorama, nadie te lo puede firmar alegremente ...

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