13 agosto 2008

Lo positivo de no salir de vacaciones

En este blog no estoy muy acostumbrado a ver el lado bueno de las cosas, pero poco a poco estoy trabajando en ello. Vamos con un ejercicio de ver el vaso medio lleno. El caso es que había una opción de irnos a Soria este fin de semana, pero al final lo más seguro es que no sea posible. Con esa desazón, ayer por la noche nos ocurrió a la Sra. Bedel y a mí algo que solo puede pasar en verano y en una ciudad dormitorio como la nuestra.

El caso es que la Sra. Bedel se olvidó su bolso en un banco de camino a casa. Venía de hacer la compra, hizo una parada técnica y se fue sin el bolso. En el interior del susodicho tampoco es que hubiera cosas críticas, lo más importante el móvil y un cargador de pilas. El problema del móvil, a parte de que era relativamente nuevo, era perder la agenda de números y darlo de baja en telefónica (una pesadez). Se dio cuenta de que lo había perdido 4 horas más tarde, cuando ya nos íbamos a dormir. Bajamos rápidamente a buscarlo y cuatro horas más tarde allí estaba, todo intacto.

Si esto pasa en un sitio de vacaciones, ya nos podemos despedir del bolso, el móvil y todo lo demás. Pero pasó en nuestra tranquila ciudad de residencia. Y una de dos, o no pasó ni el tato en cuatro horas, que es posible, o la gente es más honrada de lo que parece. O las dos cosas.

Enhorabuena a los premiados.

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