29 octubre 2007

Dinámicas y estáticas

En la universidad me enseñaron que el cambio es, en sí mismo, complejo, riesgoso y problemático, pero también necesario. En casi todos los órdenes de la vida se tiende a continuar las rutinas, a acomodarse en lo que se conoce, al "virgencita, virgencita, que me quede como estoy", por temor a perder lo conseguido, a no saber gestionar el nuevo escenario, pero el que no cambia, el que no evoluciona, perece en su propia rutina, se apaga, pierde la ilusión.

Teniendo lo anterior en cuenta, y sabiendo lo aversivo al riesgo que puedo llegar a ser, creo que está llegando el momento de comenzar a pensar en un futuro cambio en mi vida. No puede ser que llegue todos los días del trabajo agotado y sin ganas de hacer nada en casa salvo descansar. No puede ser que mi estado físico sea tan paupérrimo, que mi salud sea endeble, no puede ser que los momentos de sufrimiento vital sean norma y el disfrute excepción. No puede ser que vaya arrastrándome cuando debo ir volando. No puede ser que no sonría cuando antes reía con facilidad.

Este ser estático debe dinamizarse, antes de que sea demasiado tarde.

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