07 noviembre 2006

De loterías, calvos y tiranías

Cada vez va quedando menos para Navidades, esa época consumista, hipocritilla y desencantada de felicidad, buen rollo y alegría exacerbada que tanto gusta a grandes y pequeños. En mi caso, yo noto que se acerca la Navidad porque se comienza a hablar en la oficina de cenas de empresa o amigos, de si nos darán la primera o la segunda semana libre, de que el turrón y el mazapan engorda, de la cesta que nos caerá este año y, sobre todas las cosas, de la lotería, ese tiránico invento sacacuartos al que, irremediablemente, sucumbiremos todos sin remisión.

Y es que los loteros lo saben y se aprovechan. Somos un país muy envidioso, y la sola idea de que al vecino, amigo, pariente o compañero de trabajo le toquen 30 kilos (de las antiguas pesetas) y tú te quedes a dos velas, se torna directamente insoportable. Imaginaros, esa cara de gilipollas que se te queda cuando a tu lado seis compañeros de trabajo enfervorizados pegan saltos hasta el techo con una botella de cava en una mano y la fotocopia del gordo en la otra mientras tu en silencio te preguntas porque eres tan imbécil de no haber pillado un décimo.

Así que, aunque hayamos hecho propósito de enmienda el año pasado porque no tocó ni una mísera pedrea, este año volveremos a pillar el décimo de donde trabajamos, el décimo de nuestra empresa (si eres, como yo, una pobre víctima del outsourcing), el décimo con tus amiguetes, el décimo de tu familia, el décimo donde tomas cafe todos los días y el décimo de la administración más cercana a tu casa. Total, que te dejas un mínimo de 100 euros en la tontería. Y eso si no te endiñan participaciones, que eso ya es lo peor. Un nefasto invento para quien las adquiere, porque decidme, ¿quien es el guapo o guapa que, una vez adquirida una participación donde te juegas dos euros para que los niños de tu vecina se vayan de viaje de fin de curso -angelitos-, cobra luego esos dos euros si ha tocado reintegro?. Quedaría muy patán. Por lo menos un décimo si te toca la terminación son 20 euros que recuperas ...



Y luego está el calvo. Que felicidad, que ilusión, que alegría incontenible nos da ver al calvo en la tele repartiendo millones por doquier. Bueno, este año no habrá calvo. En el fondo, casi mejor, me caía fatal el puñetero calvo, pero he de reconocer que el especimen tenía carisma.

En fin, que la Navidad se acerca. Ya es Navidad en el Corte Inglés ...