18 septiembre 2006

Del fútbol y la vida

Mi padre, que lleva el fútbol en las venas (jugó profesionalmente allén de los mares y luego fue entrenador), me dijo muchas veces, cuando jugaba yo al fútbol, lo siguiente: "Cuando juegues un gran partido, antes de irte del campo, quédate un momento solo y observalo vacío. Si puedes incluso vete al círculo central, abstraete del mundo y quedate dos minutos sintiendo lo que ha pasado ahí dentro en esas dos horas. Y disfrutalo, porque esos momentos son irrepetibles".



La verdad es que le hice poco caso. Cuando tienes 18 o 20 años no sueles hacer lo que dice tu progenitor, sino todo lo contrario. Craso error. Hoy, esperando al autobús, se me ha pasado por la cabeza esas palabras que decía mi padre. Ahora no es el fútbol, ahora es la vida. Últimamente, y pese a mi tendencia a ver grises donde hay blancos, las cosas me van razonablemente bien. No es que sea el mejor momento de mi vida, pero después de una etapa bastante oscura estoy volviendo a ver la luz. Lo malo es que el hombre, cuando ve la luz, enseguida se acostumbra a ella y acaba por no valorar lo que tiene. Es como la libertad, se tiende a valorarla solo cuando no se tiene.

Por eso tengo que buscar maneras de valorar positivamente mi situación actual, pese a que se tiña de una gruesa capa de normalidad, de rutina, incluso de nostalgia. Es necesario ir al centro del campo y constatar que no estas jugando nada mal últimamente ... Aunque el partido definitivo esté aún por llegar, me debo esos dos minutos en el círculo central ...