09 febrero 2006

Inquietud

Hace un rato, antes de venir al ciber, he vivido una situación particularmente inquieta. Había entrado a un bar cercano a mi trabajo a comer un bocata (hoy no tenía ganas de gastarme 10 euros para sentarme en una mesa) y al lado mio estaba un hombre de unos 35 años, pelo rapado y semblante distraido. Yo nunca hablo con extraños, pero él empezó a mascullar algo solo y en un momento dado se dirigió a mí, aprovechando que yo estaba leyendo el Marca y la ignominia de ayer. Se presentó y me dío la mano, comentando que era del Madrid pero que son un desastre y tal y cual. Yo sin decir palabra miré a la televisión. Él aprovechó ese gesto para cambiar de tema y en cinco minutos me dió a conocer sus radicales pensamientos sobre la democracia, la política y su delicada situación personal.

Me llamareis cobarde, pero en tres minutos simulé una llamada de telefono, le dije al camarero que me envolviera el bocata en albal y salí pitando del establecimiento. Cosas que pasan en el centro de la capital ...