05 septiembre 2005

Sufro, luego existo

Me han vuelto a visitar mis 1000 dolores pequeños. Y eso desconsuela mucho. Lo peor no es cuando algo va mal. Lo peor es cuando casi nada va medio bien y el desencanto pulula. Es bello, sí, pero es desencanto. Y hace su trabajo.



Pese a todo, inexplicablemente, sigo poniéndome chulito con el desencanto. Sigo poniendo cara de perro, mordiendo un palo entre los dientes y levantandome por las mañanas. He cambiado un poco el concepto. Sufro, luego existo. No se lo que durará esta actitud, pero de momento ahí seguimos.

En cuanto a ella, de momento me sigue aguantando, de aquella manera, pero me sigue. Y es que por ella sufro y sin ella no existo.