03 septiembre 2005

El que no arriesga no gana

Ayer por la noche tenía preparado un post de esos que los escribes pero no se publican en el momento sino un tiempo después. En concreto, se tenía que haber publicado hoy a las 12:00 h., pero la técnica falló y el post desapareció.

Esa publicación diferida que intentaba realizar, la primera que hacía en La Belleza, básicamente tenía una sola intención: Que ese post no lo leyera ella antes de tiempo. Y tenía que ser así, además, porque en el momento que se publicase yo estaría a muchos kilómetros de mi casa urdiendo un sesudo plan para sorprenderla.

Ya postearé más tranquilamente sobre todo esto, pero solo adelantar que por primera vez en mucho tiempo he hecho una pequeña locura. Me he sorprendido a mí mismo tomando un decisión poco razonable, poco meditada, arriesgándome, jugandomela, intentando que ella vea "mi lado más salvaje", acostumbrada a ver "mi lado más desencantado". Estaba sintiendo la necesidad de dar un golpe de timón, de recuperar el tiempo perdido y renovar ilusiones. Son cosas que uno nota que debe hacer, aunque a veces, aún notándolo, no las hace. Pero esta vez fue diferente. Y me alegro de haberlo hecho.