16 septiembre 2004

Radio de madrugada

Me gusta mucho la radio. Como diria esa bestia llamada Dyango :-), "es mi buena compañera, la radioooooo". No solo me enchufo para los partidos de fútbol, y nada más despertarme, sino que la oigo a cualquier hora del día y especialmente de noche. Siempre me ha gustado dormirme con la radio. bajita, eso sí. Pero si no está puesta, tardo mucho más en conciliar el sueño. Manías que tiene uno.



Empecé a oir la radio de madrugada cuando estudiaba. Tuve una temporada que me quedaba toda la noche y comencé a oir el programa Top de Madrugada que me parece que estaba en Cadena Top Radio. Desde la 1 y hasta las 7 el locutor, Rafa Arboleda, ponía canciones tranquilas que me encantaban. Su voz cálida y complice creaba una atmósfera ideal para tener la radio en segundo plano, aunque siempre acababas prestando más atención a lo que decía que a los apuntes de Física y Química. Tenía un jueguecito que me hacía mucha gracia. A mitad del programa, siempre ponía la canción "espiando a mi vecina" del Pingüi, y los oyentes teniamos que encender y apagar el flexo o la luz de la habitación tres veces cuando él lo ordenase. Era una autentica gilipollez, pero yo lo hice más de una noche.

Luego también fuí asiduo del programa de Juan Antonio Cebrian, La Rosa de Los Vientos, que hace poco ha vuelto a antena y alguna vez que otra lo pongo. Encantado y feliz como una lombriz. Llegué a engancharme bastante y no era raro el día que apuraba el programa hasta las 4 AM.

El que nunca me gustó mucho fue el famoso Hablar por hablar de la SER. Reconozco que lo oía de vez en cuando, pero me agobiaban mucho los problemas del personal. Bastante tenía yo con los míos como para oir problemas ajenos. Alguna que otra noche empalmaba y me quedaba escuchando el Si amanece nos vamos. Y cuando amanecía, me dormía. Ahora ya no me quedo hasta las mil, pero para mí, la radio de madrugada siempre ha tenido algo especial.