24 agosto 2004

Supongo ...

Ayer me encontré por la calle con un amigo de mi padre. Un señor mayor, que tendría 65 o 70 años. Le saludé cordialmente y él a mí también. Despues de 5 minutos de preguntar por la familia y la cortesía habitual del ¿como está usted?, me dijo. "Sabes, despues de toda una vida llena de problemas y sin sabores me pregunto si mereció o no la pena vivirla. No lo tengo muy claro". Se veía en sus ojos ese brillo opaco que tienen las personas tristes. Le dije, "claro que merece la pena vivirla, habrá que sobreponerse y salir adelante, no?". Él sonrió apocadamente y me respondió, "supongo ..."

Nos despedimos y seguí mi camino un tanto desasosegado. Por un momento me ví reflejado en ese hombre. Y no me gustó esa sensación. No me gustó nada.