26 agosto 2004

La torre de Babel y yo

Nunca he sido bueno en idiomas. El materno y poco más. Empecé a estudiar inglés allá por sexto de EGB y salvo algún momento más o menos lúcido (cuando me apunté a una academia nada más acabar la universidad) siempre he estado un poco pez con la lengua de Shakespeare. En los estudios de postgrado y en mi anterior trabajo sobre todo necesitaba nivel para leer. Entender, entendía más o menos. Pero hablar, muy poquito. Ser timido y estudiar idiomas no suele dar nunca buen resultado.



De francés, ni papa. De hecho la única vez que he ido a las galias, tenia que chapurrear el poco inglés que sabía para hacerme entender minimamente. Y luego, por gustarme, me gustaría aprender alemán, y así como frivolité, chino, porque digo yo que si lo habla tanta gente, no estaría de más saber algo no?.

Quizás el problema haya sido que nunca he salido de tierra patria para sobrevivir en el extranjero, que digo yo, que algo ayudaría a mejorar mi pauperrimo conocimiento idiomático. Nunca he tenido muchas ganas, además. Reconozco que mi espíritu aventurero es inversamente proporcional al que tiene Miguel de la Cuadra Salcedo. Y es que además echaría muchas cosas de menos. Con lo melancólico y nostálgico que soy.



De todas formas, si no me quedara más remedio, siempre elegiría países digamos "occidentales" para vivir. No creo que pudiera habituarme a vivir en Africa o Asia así facilmente. Hace unos años decía que me gustaría vivir en Australia o en Nueva York, pero últimamente se me han quitado un poco las ganas. Y si no hay ilusión, no te cambias ni de portal.

PD: He elegido un nuevo formato para contestar a las cinco del viernes, bastante tarde, por cierto ...