18 junio 2004

Historia de una extracción sanguínea

Hoy he madrugado para hacerme unos análisis. Lo que más me fastidia es que hay que ir en ayunas, y yo estoy acostumbrado a desayunar nada más levantarme. A parte de eso existen otros problemas menores. Por ejemplo, la dificultad histórica que tiene el operario sanitario para encontrarme la vena. Se pasan 10 minutos dandome golpecitos por todo el brazo para comentar un escueto "no encuentro la vena". Siguen dando golpecitos y a veces se pasan al otro brazo. Todo un show. Cuando por fin la encuentran, veo con estupefacción que me tienen que sacar 8 tubitos, nada más y nada menos. Como tengo tendencia a marearme cuando veo mi propia sangre, la costumbre suele ser girar la cabeza cuando te están extrayendo la susodicha y pensar en otra cosa. Pero 8 tubitos dan para mucho pensar. Cuando acaba la fiesta, tengo por costumbre sentarme 5 minutos con el algodón taponando el pinchazo para tranquilizar el espíritu. Y luego a desayunar, poquito porque estoy a régimen.